Cada tanto suelen agarrarme ataques de impotencia que se me van de las manos y no puedo manejar, como ayer a la noche por ejemplo. Hay cosas que todavía no puedo terminar de afrontar y el volcán que se encontraba pasivo ayer estalló, lágrimas y lágrimas corrían por mi cara, un llanto incansable que me dificultaba la respiración. Darme cuenta de que cada día que pasa más lejos estás de mí y sin embargo una parte de mí se niega a olvidarte, a creer que todo pasó. Pero ayer me bastó un par de segundos para ver algo que realmente me molestaba y maquinarme a una velocidad inexplicable, a recordar y a caer en la cuenta de que te tomó más de un año admitir que me querías y decirme que te la ibas a jugar por mí, dos días para dejar de hablarme y el resto de la vida para hacerme creer que nada sucedió, que sólo ilusiones mías fueron y que basta para mí, basta para vos, basta para los dos. Y pierdo el tiempo pensándote, preguntándome el 'qué hubiese pasado si...', y pierdo el tiempo con el hecho de sólo nombrarte, porque fuiste una basura conmigo, porque me usaste y sólo jugaste, porque me hiciste creer que era todo real y cuando te aburriste me pinchaste el globo y me golpeé bien fuerte contra el suelo y a vos nada te importó. Gracias a tus actitudes ahora lo único que se me ocurre pensar es que mientras vos eras mi mundo, yo sólo era una más en tu lista. Quedate tranquilo que nos vamos a volver a cruzar y las cosas van a ser totalmente diferentes, para ambos.