¿Cómo te animás cuando bailás a desafiar al tiempo? ¿Cómo te olvidás de lo que pasa si te estás moviendo? ¿Cómo te reís y me mentís? ¿Cómo te vas perdiendo? ¿Cómo despegás el suelo? ¿Cómo transitás el duelo? No di más, y le di noches exóticas a mis ideas neuróticas, para poder encontrarte. No hay un consuelo para el duelo, más que la resignación, es el dolor o el olvido, y este vacío soy yo. [...] Y en nuestros actos más secretos nos detenemos a pensar, yo anduve algún tiempo muerto, me gusta resucitar.
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