sábado, 15 de mayo de 2010


Los adolescentes suelen ser malhumorados y regañones, por una cosita se hunden de tristeza, se vuelven coléricos, furiosos
y no hay quién los entienda. Los adultos no saben qué decirles y, de repente, ya están risueños, simpáticos, cariñosos, etc. Son seres insatisfechos y se puede comprender porqué: están descontentos con ellos mismos cuando no logran saber qué hacer, ni qué pensar o decir, cuando no logran organizar sus propios impulsos o deseos. Los cambios de humor son también un reflejo de lo que viven en su interior, sus problemas de amor, sus decepciones, sus malas calificaciones, la certeza del fracaso les hace volverse gruñones, inquietos, protestones.


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