martes, 4 de mayo de 2010

Hoy sentí muchas cosas. Buenas y malas. Pero sobretodo la necesidad de desaparecer un poquito de este mundo, necesito que pare y me deje bajar un ratito; como aquella vez que me subí al samba y me dio miedo y el señor que manejaba la máquina se dio cuenta, paró el juego y me dejó bajar. Si, así, quiero que el mundo pare un ratito y me deje bajar como aquel samba del que me bajé cuando era chica. Quizá la mejor pregunta sería porqué quiero bajar y no seguir enfrentando a la vida día a día. Me cansé de sentir tanto y en forma negativa. Ni siquiera las canciones esas que te lavan el alma y te hacen ver lo bueno del mundo me dejan sentirme un poco mejor. Me miro al espejo y no logro ver una sonrisa. ¿Qué me pasa?
En fin, será otro día de esos en los que te pinta el bajón y no sabés porqué.

Entre todo lo que sentí voy a destacar tres situaciones.
Primero, las ganas de mandar a todos bien lejitos porque
nada les importa.

Segundo, las ganas de tener a Jorgi al lado y darle un re abrazo por la hermosa sonrisa y las lágrimas que me causaron leer su carta.
Tercero y último, las ganas de bajarme repentinamente del colectivo y correr a besar al chico que me gusta (aclaro, no me gusta nadie, pero LAS ganas de enamorarme que tengo, nada me hace tan feliz como querer a alguien de esa forma tan especial)


Nunca está de más decirle a las personas que querés, que las querés.

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