martes, 30 de marzo de 2010

Me encanta escribir y leer. Creo que me gusta más escribir, leer me incentiva a escribir. Siempre que termino un libro lo cierro y por unos segundos hago un repaso general de la historia que acabé de leer. Es raro, se me cruzan muchas cosas por la cabeza, como siempre, pero en esas situaciones es diferente. No podría explicarlo tan fácilmente, y no tengo ganas de escribir justamente eso. ¿Qué es lo que quiero escribir? Lo que se me cruza ahora por la cabeza, vos. Si, vos. ¿Me querés explicar qué hiciste para que me gustes tanto? A ver, explicame corazón, tan difícil no te debe resultar... dale. Me volvés loca, me maquino todo el tiempo. Quiero sacarte de mi cabeza y no pensarte más, ya no más. Me hacés bien, me hacés mal. Ya no sé ni lo que siento. Bueno, si, que me encantás y mucho pero que no quiero que me encantes. ¿Por qué ya no salimos? ¿Fueron las palabras que dijimos o las que no? ¿Lo que hicimos o lo que no? No sé porqué me gasto en pensar esto, si ni siquiera lo vas a leer como para que te des cuenta de lo que me pasa. Quizá lo escriba para desahogarme. ¿Sábes cuántos métodos busqué para estar bien con vos? Muchos, más de los que vos podrías imaginar. Consejos, todo. Que lindo era cuando estábamos juntos, me sentía tan pero tan feliz. Y ahora ya no queda nada, todo terminó tan inconcluso. Aún tenemos una charla pendiente que sé que nunca va a realizarse. Hasta me dieron ganas de decirle a una amiga que te hable y te pregunte, quizá así me daba una idea de si realmente valía o no la pena esperar. Pero no lo hice, no me parece que fuese la forma de comunicarnos. Que cobardes que somos, por no enfrentar lo que sentimos salimos perdiendo.

No hay comentarios: